Salud

¿Cuál es la diferencia entre sérum y ampolla?

El mundo de la cosmética cuenta con una terminología muy amplia, hasta el punto de que hay veces en las que nos puede resultar confuso a la hora de optar por uno u otro producto. No es de extrañar que en ocasiones confundamos productos por su similitud, cuando en realidad su función no es la misma. Este es el caso de lo que puede ocurrir cuando hablamos de sérum o ampolla. Se trata de dos conceptos cada vez más presentes en nuestro día a día porque muchos especialistas aconsejan su utilización de forma diaria para mantener una piel del rostro luminosa, sana, suave y tersa, por lo que a la hora de comprar el producto tenemos que conocer en detalle qué estamos obteniendo y, sobre todo, cómo tenemos que usarlo.

Si quieres mejorar tu rutina facial atiende a este artículo, porque vamos a explicarte las diferencias principales entre el sérum y las ampollas, así como qué son y para qué sirve cada cosa. Infórmate aquí y consigue una piel mucho más joven con nuestros consejos, ¡adelante!

¿Qué es un sérum y para qué sirve?

Un sérum facial, también conocido como suero cosmético, es una solución hidratante cuya principal característica es que dentro de su composición hay una gran concentración de ingredientes activos que contribuyen al rejuvenecimiento de la piel, con una textura líquida y ligera de fácil absorción. Su principal función es la de retrasar el envejecimiento, y aunque tiene propiedades hidratantes no tenemos que caer en la trampa de pensar que, siendo así, puede utilizarse de forma única y abandonar la crema hidratante. Se trata de un complemento a la crema hidratante, y por lo tanto tiene que usarse conjuntamente y no en sustitución.

El sérum facial es capaz de tener efecto en las capas más profundas de la piel gracias a los ingredientes que lo componen y a su textura, y se considera un tratamiento intensivo precisamente gracias a su composición. Aunque es beneficioso por múltiples motivos, la principal función del sérum facial es la de ejercer como potente antiarrugas, para revitalizar la piel o para conseguir un efecto lifting, y es por ese motivo, por los efectos físicos tan potentes y prácticamente instantáneos que ofrece, que se ha convertido en uno de los elementos imprescindibles en toda rutina facial.

Sus principales características radican en la alta concentración de ingredientes activos que ya hemos mencionado, en la absorción rápida en la piel, consiguiendo una reparación casi instantánea y profunda de esta, en que su acción es muy específica y por lo tanto está contemplado para un uso casi único dentro de la rutina facial, y en que garantiza un efecto sinérgico potenciador de belleza que solo se consigue si se aplica antes de la crema hidratante (recuerda: no en sustitución).

Ampollas faciales: ¿qué son?

Las ampollas faciales son fórmulas en formato de monodosis en las que, por norma general, los ingredientes que las componen cuentan con un poder de oxidación muy elevado. Lo bueno de las ampollas es que se trata de un producto que mantiene su frescura y sus propiedades en todo momento al ser productos recién abiertos para cada uso, y aunque cuentan con una concentración de los ingredientes activos mayor a la del sérum es necesario que se aplique rápido.

Se considera un tratamiento de choque intensivo que debe hacerse aproximadamente entre 3 y 4 veces al año, recomendándose su aplicación normalmente durante los cambios de estación, en los que la temperatura, la humedad o las hormonas pueden generar en la piel cambios más profundos. Así pues, y en definitiva, se trata de monodosis de una fórmula muy concentrada que sirve a modo de choque intensivo y que no debe aplicarse regularmente sino pocas veces durante el año y que contribuye a que la rutina de mantenimiento que aplicamos tenga un mayor efecto.

Hay ampollas de diferentes composiciones y debemos localizar aquellas que necesitemos en cada caso, esto es, no todas las ampollas ofrecen la misma composición y por lo tanto tenemos que informarnos previamente sobre lo que necesitamos.

Diferencia entre sérum y ampolla

Como ya hemos visto, sérum y ampolla no son lo mismo. Las principales diferencias de estos dos cosméticos son las siguientes:

  • Cuándo se aplican. En tanto que el sérum es un cosmético que se puede incorporar en la rutina facial y que tiene la función de combatir las arrugas profundas y de prevenir el envejecimiento prematuro de la piel, las ampollas sirven a modo de choque intensivo y no deben utilizarse a diario ni incorporarse en una rutina facial, sino que deben aplicarse entre 3 y 4 veces al año, no más.
  • Concentración de ingredientes activos. El sérum tiene una concentración de ingredientes activos muy elevada, pero la concentración de las ampollas es superior y además estas últimas cuentan con un poder de oxidación muy alto, motivo por el cual se deben aplicar una vez abiertas de forma inmediata. La monodosis de las ampollas está calculada precisamente para darle a la piel la cantidad exacta que necesita, y es por eso que no deben abrirse y utilizarse en diferentes momentos sino abrirla y utilizarla toda en la misma sesión.
  • Cantidad. El sérum se vende en un formato más grande y se aplica con un cuentagotas, pero las ampollas se venden en monodosis ya diseñadas para ser abiertas y usadas de una vez.

¿Ampollas antes o después del sérum?

Las ampollas se aplican antes del sérum, pero como ya hemos dicho, solo en los momentos del año en los que se realice su aplicación, pues no tienen que utilizarse a diario como el sérum. Se aplican antes de este porque el objetivo es reforzar la rutina de mantenimiento que ya se está aplicando, por lo que una vez aplicada la ampolla en el rostro se aplica el resto de productos que formen parte de nuestro skincare habitual para que sus efectos se potencien.

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