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Realizar un Trabajo Fin de Grado no es tarea sencilla. En un TFG, como en cualquier trabajo profesional dentro del ámbito académico, se deben cumplir una serie de requisitos y especificaciones en cuestiones del formato y de la estructura de este. Realizar un TFG no es simplemente sentarse y ponerse a escribir, el Trabajo Fin de Grado precisa de una estructura con índice, resumen, palabras clave, introducción, objetivos y metodología a emplear, los resultados y la discusión y, por supuesto, las conclusiones, así como las referencias bibliográficas. Y es que cada parte de esta inmóvil estructura debe ajustarse al formato general del trabajo, pero también al específico de cada sección. Así pues, no son los mismos requisitos y pautas los que se deben seguir en la introducción a los que se deben seguir en las conclusiones, por ejemplo.
Por otro ladol, independientemente de las cuestiones meramente formales o técnicas, también se debe tener en cuenta que el TFG sea útil y aporte información nueva, respondiendo a la hipótesis planteada desde un inicio. A continuación, analizamos cuáles son los 5 errores más comunes que debes evitar en tu TFG. ¡Comenzamos!
Errores en el formato y estructura en general
Como veníamos introduciendo más arriba, una de las equivocaciones más habituales en los trabajos finales del grado son los errores de formato y estructura en general. Aunque no parezca relevante, el formato del TFG es fundamental para medir nuestra capacidad para adaptarnos a los requisitos que se nos especifican y que se nos puedan pedir de cara al futuro —al incorporarse al mundo laboral—. Muchos de los errores pasan por no utilizar la letra indicada, no llegar al número total de palabras, así como por no haber respetado algunas de las especificaciones que se pedían para la estructura, como no incluir un índice, no incluir el número suficiente de conclusiones, no seguir el formato de citación de la bibliografía, etc. El formato y la estructura suponen un porcentaje elevado de la nota final del trabajo, por lo que se debe de prestar mucha atención a ellos.
Fallos en la introducción
Uno de los apartados más conflictivos es la introducción. Este apartado es, quizá el más complicado de todos debido a que es necesario que el alumno tenga muy claro el desarrollo de su trabajo. La introducción es un apartado que debes tener claro desde el principio, por ello, es fundamental que te apoyes en tu tutor/a para redactarlo. Y es que esta debe recoger tres aspectos fundamentales. Estos son:
- La hipótesis: La hipótesis es un enunciado que se plantea en la introducción de un estudio o trabajo con el fin de especificar cuál es la conjetura que requiere una contrastación mediante la experiencia e investigación. Es decir, la hipótesis es lo que sustenta nuestro trabajo y lo que tratamos de defender en todo momento. No obstante, cuando lleguemos al final del TFG, podremos decir si esta se cumple —y por tanto pasa a ser un enunciado verificado— o si no lo hace —y pasa a ser una hipótesis no cumplida—.
- Los objetivos: Aunque tenemos un apartado específico para los objetivos, la introducción debe hacer mención a ellos de manera superficial. Los objetivos no son nada más y menos que la finalidad y el propósito académico.
- El procedimiento: En la introducción también debe especificarse de manera resumida cuál es el procedimiento que vamos a seguir para alcanzar nuestros objetivos y demostrar nuestra hipótesis.
Como ves, no son temas sencillos, por lo que muchas personas suelen fallar en este aparatado debido a todo lo que abarca. Lo más común es que la introducción vaya siendo modificada conforme se va avanzando con el trabajo, incluso, reformulada.
Información poco útil
Este es el peor de todos los errores, sobre todo porque la persona que lo ha hecho no le ha dedicado el tiempo necesario o porque no ha tenido las sesiones recomendadas con su tutor o tutora para que le revisara el trabajo y los planteamientos de manera progresiva. Ante estos casos, no hay muchas soluciones. Dependiendo de la gravedad, es posible que no nos quede otra que replantear todo el trabajo o empezarlo desde cero. Afortunadamente, ante situaciones de emergencias como esta podemos encontrar empresas profesionales que se dedican a realizar trabajos universitarios. Esta puede ser la mejor solución en este tipo de casos.
No se responde a la hipótesis o planteamientos iniciales
Este error es también muy habitual entre los estudiantes. El mismo tiene lugar cuando se pierde el hilo del trabajo y, por consiguiente, no se responde a la hipótesis o planteamientos iniciales en las conclusiones. Ello implica que se tengan que reescribir algunos apartados del TFG, ya que si no se responde a las preguntas iniciales el TFG pierde su sentido y, por consiguiente, baja la puntuación —por muy interesantes que sean los resultados obtenidos—. Hay que tratar siempre de enfocarlo a resolver la hipótesis y cuestiones iniciales para que los miembros del tribunal encargado de valorar nuestro TFG no nos impongan una penalización sobre la nota final.
Demasiado contexto
A veces, con tal de llegar al número de palabras necesarias tendemos a escribir y escribir con el fin de llegar hasta el tope. Muchos de los errores pasan por tratar de ampliar el contexto, ya que es aquí donde más información se puede obtener en base a las referencias de otros trabajos previos en el mismo sector o en sectores similares. El trabajo debe centrarse en lo que propone el estudiante, en su investigación, sus objetivos, sus resultados y sus conclusiones, no en lo que han hecho otras personas antes. El contexto es importante, sobre todo en aquellos TFG se centra en la mejora o ampliación de algo existente. No obstante, incluso en este caso, se debe tener mucho cuidado de no abusar de la información externa para rellenar hojas y hojas de nuestro trabajo. Dedicar mucho espacio al trabajo de otros significa que nuestro trabajo no es lo suficiente interesante y que está falto de contenido.