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Los psicólogos son profesionales que tras varios años de estudios son capaces de adquirir las herramientas y destrezas que ayudan a ayudar a los pacientes a superar sus problemas en la vida y salud mental.
¿Qué hacen los psicólogos?
Son profesionales que hacen frente a una gran cantidad de problemas de sus pacientes. Muchos de los pacientes que acuden al psicólogo es con el objetivo de poner fin a sus depresiones o estados de ansiedad. Pero también pueden acudir al profesional por otros motivos como trastornos crónicos, estrés o problemas a la hora de superar diferentes objetivos.
Un buen psicólogo es aquella persona que es capaz de reconocer el problema del paciente y aportarle las herramientas necesarias para que por sí mismo pueda superarlo. Dependiendo del problema, el profesional puede necesitar más o menos horas de sesión para conseguir los objetivos buscados.
Para conseguir los resultados, los psicólogos siempre usan una amplia variedad de tratamientos fundamentales con los cuales conseguir que la persona pueda mejorar su calidad de vida. El método más recurrente suelen ser las terapias. Hay diferentes tipos de terapias y te mostramos las más comunes.
Tipos de terapias
En la actualidad hay muchos tipos de terapias, las cuales se deben adaptar al problema y circunstancias del momento y del paciente. Pero para solucionar el problema, lo primero que tiene que hacer el paciente es ser consciente del problema. Hasta que una persona no es consciente, no acude a un profesional y en consecuencia no puede resolver el problema. Para comprenderlo, vamos a poner un ejemplo. Supongamos que hay una persona que vive en Sevilla, ha entrado en un nuevo trabajo y el estrés es elevado. Para disminuirlo tiene que ser consciente del problema y buscar información sobre psicólogos Sevilla, siendo uno de los mejores Méndez Psicología. Una vez que acuda al psicólogo, el mismo analizará al paciente y en consecuencia será más fácil solucionarlo todo con la ayuda de la terapia adecuada.
1- Terapia de psicoanálisis
Destaca por ser un tratamiento intensivo que se realiza a través de la observación directa del paciente. El objetivo principal es explorar los diferentes factores inconscientes que afectan al paciente.
Si tenemos en cuenta la idea original de esta terapia, podemos ver que el origen de la gran mayoría de los trastornos que solemos sufrir viene producido directamente de las ansiedades infantiles que han sido reprimidas. De esta manera, se analiza a la persona para descubrir esas ansiedades encubiertas. Así se consigue encontrar el foco del problema y resolverlo todo con más facilidad.
2- Terapia de cognitivo conductual
Es un tipo de terapia que se usa mucho en los últimos años porque suelen ofrecer muy buenos resultados. Pertenece a la reconocida segunda generación. Lo que suele hacer es buscar intervenir los hábitos y las rutinas observables. De esa manera es más fácil cambiar las ideas, pensamientos y creencias de la persona a través de diferentes técnicas. Las técnicas siempre tienen que adaptarse al paciente para poder obtener los resultados esperados.
3- Terapia dialéctica conductual
Este tipo de terapia ha sido elaborado para intervenir en los casos de trastorno de personalidad. Es un tipo de terapia muy eficaz en este tipo de casos, de aquí que la mayoría de los psicólogos la tengan muy en cuenta en ese tipo de casos.
Lo más común suele ser combinar las herramientas de la psicología cognitiva conductual con los elementos del Mindfulness. En ocasiones también se incluyen estrategias de gestión de la angustia para que sea más fácil resolver el problema.
4- Terapia sistemática
Esta variedad de terapia es muy usada para resolver los problemas familiares y o de pareja. Aunque es verdad que en ocasiones puede dar buenos resultados a la hora de revolverlos a nivel individual.
Para buscar el éxito, el profesional siempre tiene que buscar el perfil que tiene el interesado dentro de un grupo determinado. De esa manera, se puede ver el comportamiento a nivel individual, analizarlo y posteriormente usar las herramientas más efectivas para encaminarlo todo. Y para conseguirlo es fundamental ver su interacción en los diferentes apartados de su vida. En muchas ocasiones la terapia coge pautas de la corriente constructiva para conseguir marcar una serie de reglas y así encaminar todo con más facilidad.
5- Terapia de aceptación y compromiso
Está dentro del grupo de tercera generación. Su objetivo principal es conseguir que el paciente tenga ilusión por la vida y para conseguirlo debe verla sentido.
Esta terapia se originó a través de la teoría del Marco Relacional, la cual presta especial atención a la cognición y al lenguaje. Gracias al lenguaje, el profesional ayuda al paciente a auto descubrirse y en consecuencia ayudarle a ver sentido a las cosas que tiene la vida. Con esta terapia se consigue mostrar que el dolor es algo normal, al igual que los problemas. Así es más fácil la aceptación y el compromiso de seguir adelante.
6- Terapia breve
Es la evolución de la terapia sistemática y se usa principalmente en las terapias a nivel individual. A pesar de su brevedad, se ha descubierto que es realmente efectiva, de aquí que muchos psicólogos la usen en sus consultas.
El objetivo es mostrar herramientas para que el cliente aprenda por sí mismo a solucionar sus problemas por sí mismo. Así se evita usar un tiempo y esfuerzos que realmente no son necesarios.
7- Biofeedback
Realmente se define como una herramienta que se usa en psicoterapia y bien usada se presenta como un gran recurso en muchas terapias.
La aplicación de esta herramienta es muy sencilla para los psicólogos. Consiste en hacer que la persona sea consciente de lo que está ocurriendo en su cuerpo en tiempo real. Es decir, se permite que el paciente conozca los procesos fisiológicos y psicológicos que le están sucediendo. Gracias a que es más consciente de lo que le está pasando, es más fácil de que opte por un comportamiento adecuado y el problema quede atrás con más facilidad. Una gran herramienta para conseguir un buen equilibrio sin otras variedades de terapias.
8- Terapia de reminiscencia
Es la opción usada a la hora de tratar a los pacientes que comienzan a tener problemas de demencia u otras enfermedades neurodegenerativas. Por ejemplo, se puede usar con personas que sufren Alzheimer y los resultados siempre suelen ser positivos. Es verdad que la enfermedad de momento no tiene solución, pero sí que ayuda a que evolucione a una velocidad más lenta. Con esta terapia se consigue reforzar los procesos mentales y sobre todo consolidar el autoconcepto. Se hace poco a poco y se adapta al nivel de la enfermedad.
